El pasado 17 de octubre se ha celebrado el 30º aniversario del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza que la Organización de las Naciones Unidas propone como escenario temporal para invitar a la reflexión mundial sobre un problema que compromete gravemente la justicia social y la igualdad de oportunidades en el acceso a las más esenciales y básicas necesidades humanas. Al cumplirse tres décadas de la lucha para erradicar la pobreza y, a poco más de siete años para llegar a la meta marcada por la Agenda 2030, las fuentes oficiales de Naciones Unidas confirman una reducción de cifras significativa desde finales del siglo pasado hasta la actualidad. En efecto, según la ONU, en 1990 un total de 1.867 millones de personas subsistían con menos de 1,90 dólares al día frente a los 783 millones en 2013. Sin embargo, la pandemia del Covid-19, la crisis climática y los conflictos bélicos han marcado un punto de inflexión, empeorando los datos y enfriando el optimismo por los logros conseguidos años atrás.
Un retroceso para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados en la Agenda 2030
Poner fin a la pobreza era ya una aspiración inaplazable en 1948 cuando se promulgó la Declaración Universal de los Derechos Humanos; de ahí, que se renovara este compromiso al más alto nivel situándolo como el Primer Objetivo de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, las cifras actuales sitúan a 1.300 millones de personas en la pobreza, más de la mitad con rostro infantil.
El pasado 14 de octubre se presentaba ante el Congreso de los Diputados el XII Informe “El Estado de la Pobreza”, elaborado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en España (EAPN), que se hace eco de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del Instituto Nacional de Estadística, correspondiente al año 2021, y realiza un seguimiento de los indicadores de la Agenda 2030.
El porcentaje de población en riesgo de pobreza subió del 21% al 21,7%, lo que significa que 10.285.517 millones de personas viven en pobreza, con ingresos inferiores a 9.535€ anuales (794,6€ al mes).
En términos absolutos, 380.000 personas están en riesgo de pobreza o exclusión por primera vez respecto al año anterior. El informe constata que el número de personas en riesgo de pobreza y exclusión social ha aumentado en nuestro país este último año y que el perfil de las personas que sufren pobreza está cambiando, ya que una de cada seis tiene estudios superiores y una de cada tres tiene trabajo, por lo que tener un nivel de estudios alto o trabajar ya no son garantías frente al riesgo de pobreza.
Para cumplir la Agenda 2030 sería necesario rebajar a la mitad las cifras referenciales de 2015 hasta lograr una tasa del 14.3 %. El Informe de la EAPN afirma que, dado que ya ha transcurrido la tercera parte del tiempo marcado, el cumplimiento actual para erradicar la pobreza es inferior al 50 %.
En 2021, un total de 13.176.837 personas estaban en riesgo de sufrir pobreza o exclusión social, lo que supone el 27,8 % de la población española. La cifra representa un aumento de 0,9 puntos porcentuales con respecto al año anterior. Según el tipo de hogar, debe destacarse, otro año más, la situación de los hogares monoparentales, seguido de parejas con niños y personas que viven solas.
La pobreza femenina concentra tasas de pobreza más altas. La pobreza infantil, es decir, aquella que se registra entre niños y jóvenes menores de 18 años, creció del 27,4 % del 2020, al 28,9 % el último 2021. En general, para todos los años se cumple que los hogares con menores a su cargo tienen tasas de pobreza significativamente más altas con respecto a las de aquellos compuestos sólo por personas adultas.
La desigualdad o cómo está aumentando la brecha que socava la dignidad de todas las personas
El mismo Informe de “El Estado de la pobreza” constata que se ha producido un acusado aumento de la desigualdad, conforme a la medición realizada a través del indicador S80/S20, que mide la proporción de ingresos totales del 20 % de población más rica respecto a los ingresos del 80 % de las personas con los ingresos más bajos.
Las cifras del último año confirman que la desigualdad experimenta un aumento constante desde 2018 y que el último año el 20% de la población más rica percibió una renta neta 6,2 veces más alta que el 80% más pobre.
Aplicando el Índice de Gini, que es el indicador más utilizado para medir la desigualdad, también se confirma el aumento de la desigualdad con un valor de 33 en la escala del citado indicador. El Índice de Gini asigna un valor de 0 a 100, donde 0 sería la igualdad perfecta con todas las personas percibiendo los mismos ingresos y 100 representa la desigualdad absoluta.
La desigualdad es un óbice importante para alcanzar una sociedad más justa y el pilar fundamental de la paz social es la dignidad inherente a toda persona por el hecho de serlo. De ahí que en constitucionalismo continental, la dignidad humana no se configura como un derecho fundamental sino como el pórtico del conjunto de derechos y libertades fundamentales que permiten al individuo desarrollarse como tal. La Organización Mundial de las Naciones Unidas manifiesta que la pobreza vulnera la dignidad del ser humano que la padece y a esa denuncia responde el lema escogido este año para erradicar la pobreza mundial: “dignidad para todos en la práctica”.
Pequeños cambios para conseguir grandes resultados
En la misión y visión de Remolonas los Objetivos de Desarrollo Sostenible juegan un papel relevante e inspiran cada una de nuestras acciones. La lucha contra el desperdicio de alimentos está relacionada con la triada formada por la seguridad alimentaria, el acceso a la alimentación y la pobreza por lo que son principios transversales en nuestras actuaciones, desde la gestión de donaciones de alimentos en cumplimiento de la jerarquía de prioridades establecida en la Ley de Desperdicio Alimentario, hasta las soluciones de revalorización de excedentes alimentarios que diversificamos en líneas de venta a consumidores finales y donaciones a entidades sociales encargadas de distribuir alimentos donados. Sumarse como proveedor/a o consumidor/a a cualquiera de nuestras propuestas es ese pequeño gesto que todo gran cambio necesita.